22 de diciembre de 2020

Bizcocho de zanahoria y limón

Cuando uno habla, o le hablan, de pasteles de zanahoria, la cabeza se nos va al clásico británico (la “carrot Cake”) que ha llegado, casi a todas y cada una de las pastelerías del mundo. Una “carrot Cake”, aunque deliciosa, es una tarta contundente, y más por la cobertura de queso y azúcar que, como mínimo, la corona.

 
En casa no encantan las tartas de zanahoria, pero nos gustan que sean algo más suaves que la clásica “Carrot Cake”, por eso hemos adaptado una receta de bizcocho para convertirla en un delicioso “Bizcocho de zanahoria y limón” que, ya os avanzamos, es una auténtica delicia tanto para acompañar el café como desayunar o merendar.
 
Para hacer nuestro delicioso bizcocho de zanahoria de unas 6/8 raciones, necesitaremos los siguientes ingredientes:
 
56 g de harina integral
56 g de harina de fuerza
Un huevo mediano
55 g de azúcar de caña
55 g de azúcar blanco
82 g de aceite de girasol
2 g de bicarbonato
2 g de sal
112 g de zanahoria rallada
Ralladura de medio limón
 
Para empezar, y como ya os podéis imaginar, pondremos a calentar el horno, en esta ocasión a unos 180 grados con calor inferior y superior sin ventilador.
 
Mientras el horno va cogiendo temperatura, en un bol mediano pondremos el huevo, los azúcares y el aceite de girasol y lo batiremos todo enérgicamente hasta conseguir una textura uniforme y espumosa.
 
Una vez hecho, añadiremos las dos harinas, el bicarbonato, la pizca de sal y la ralladura de limón. Todo lo mezclaremos bien para que se vaya integrando y formando una masa más o menos densa. Finalmente añadiremos la zanahoria rallada y de nuevo la mezclaremos para repartirla bien en la masa.
 
Una vez llegados a este punto, cogeremos un molde apto para el horno, lo pintaremos con aceite y espolvorearemos con harina (para evitar que el bizcocho se pegue en él) y repartiremos la masa que acabamos de conseguir en el paso anterior.
 
Cuando el horno haya alcanzado los 180 grados, pondremos el molde en él y lo dejaremos cocinándose unos 35 o 40 minutos. Nosotros os recomendamos que a partir del minuto 35 vayáis controlando su cocción pinchándolo con un palillo.
 
A nosotros nos quedó así:
 

Un desayuno perfecto, bizcocho de zanahoria y café con leche
Un desayuno perfecto, bizcocho de zanahoria y café con leche

 

 

Suave, deliciosa e ideal tanto para un desayuno como para una merienda. ¿Queréis probarla?
 
¡Buen provecho!

 

 

 

 

4 de diciembre de 2020

Malfatti de espinacas y queso ricotta

En este pequeño rincón hoy flota un aroma a espinacas, a queso… en definitiva, a nuestra querida Italia, concretamente el aroma nos lleva directamente a la bella región de la Lombardía.
 
Todos sabemos que hay grandes inventos que se han producido a partir de un error (ahí están los utilísimos “post-it”). Estos errores están presentes en todos los rincones de nuestro día a día, y sí, en la cocina también, de hecho, hoy os traemos una receta que tuvo su origen en un error, se trata de unos “malfatti de espinacas y queso ricotta”.
 
Os preguntaréis ¿Qué son los malfatti? Pues son como unas albóndigas (o incluso se pueden hacer del tamaño de un gnocchi) de espinacas un tanto irregulares (de ahí su nombre: “malfatti” o “malhechas”). Aunque son unos auténticos desconocidos, los malfatti tienen su origen en la Edad Media, cuando a un cocinero, después de intentar hacer una pasta de ravioli cada vez más fina, olvidó hacerla y coció directamente el relleno.
 
Para hacer dos raciones, necesitaremos los siguientes ingredientes:
 
250/300 g de espinacas frescas
50 g parmeggiano rallado
1 huevo
150 gr de ricotta
3 cucharadas de harina (de maíz)
½ cebolla
150 ml de tomate triturado
Nuez moscada
Aceite de oliva
 
Empezaremos picando la cebolla i poniéndola a pochar, con un chorro de aceite, en una sartén lo suficientemente grande. Mientras se pocha, lavaremos las espinacas bien y les quitaremos los troncos más grandes. Una vez hecho, cuando la cebolla haya cristalizado, iremos añadiendo las espinacas tapándolas con una tapa para que se cocinen en su propio vapor.
 
Una vez cocinadas las espinacas, las retiraremos del fuego y con la ayuda de un cuchillo, las cortaremos a trozos bien pequeños y las escurriremos para que suelten toda el agua.
 
Una vez escurridas, cogeremos un bol y batiremos en él el huevo. A continuación, añadiremos las espinacas, el queso de ricotta, las cucharadas de harina, el queso parmeggiano, un pellizco de nuez moscada y mezclaremos bien, hasta que queda una masa homogénea (si os falta algo de harina, la podéis añadir sin problemas).
 
Llegados a este punto, pondremos a cocinar el tomate triturado con un chorrito de aceite de oliva y un pellizco de sal. Lo dejaremos cocinando a fuego lento unos 10/15 minutos.
 
Mientras cocina el tomate, nosotros iremos avanzando los malfatti. Para ello, iremos cogiendo pequeñas porciones de la masa de espinacas y haremos bolas (si queréis hacer albóndigas algo más grandes, gnocchis algo más pequeñas) que iremos pasando por harina. Una vez las tengamos, pondremos un cazo con agua a hervir.
 
Una vez el agua hierva, añadiremos unas cuantas bolas y las dejaremos cocinar unos minutos, hasta que empiecen a flotar, cuando lo hagan, las retiraremos, reservaremos y repetiremos el proceso hasta tener cocinadas todas las bolas.
 
Una vez cocinadas, las distribuiremos en platos y las regaremos con el tomate que hemos cocinado. Finalmente espolvorearemos con parmeggiano rallado y (gratinarlo es opcional) serviremos:

Unos deliciosos Malfatti de espinacas y ricota
Unos deliciosos Malfatti de espinacas y ricotta


Estos desconocidos “malfatti de espinacas y queso ricotta” son una auténtica delicia y os garantizamos que, si los probáis, repetiréis.
 
¡Buen provecho!
 
 
 

19 de noviembre de 2020

Churros caseros

Después de un tiempo recomendándoos recetas sanas, saludables y con las que disfrutar de los productos de temporada (deliciosa la "crema de berenjena, chirimoya y granada"), con esta entrada vamos a cambiar un poco de registro para disfrutar de otra manera.
 
Sí, hoy queremos disfrutar como niños con un gran clásico de nuestra gastronomía, bueno vale, hay varias versiones sobre su origen (desde que llegaron de China a Europa de la mano de portugueses, hasta que fueron inventados por pastores españoles), pero lo que está claro es que aquí lo disfrutamos de lo lindo, por tanto, id preparando un buen chocolate a la taza, porque con esta entrada aprenderemos a hacer unos deliciosos “churros caseros”.
 
Para hacer, más o menos, una docena de churros caseros necesitaremos:
 
1 taza de harina de trigo
1 taza de agua
1 pellizco de sal
Azúcar
Aceite para freír
 
Ya veréis que el proceso es muy, pero que muy, sencillo. Empezaremos poniendo un cazo en el fuego, verteremos en él el agua con la pizca de sal y la llevaremos al punto de ebullición. Una vez el agua hierba, retiraremos el cazo del fuego e inmediatamente le pondremos toda la harina de golpe.
 
Una vez añadida la harina empezaremos a mezclar con la ayuda de una cuchara de madera (o del utensilio que más os guste). Mezclaremos bien hasta que consigamos que la masa, sin grumos, no se pegue a la pared. ¡Ojo! No es necesario que queda una masa uniforme, solo que no se pegue a la pared del cazo.
 
Cuando lo tengamos, cogeremos la churrera (o si lo preferís la manga pastelera) y la cargaremos con la masa que acabamos de hacer, apretándola para que no queden bolsas de aire en su interior.
 
A continuación, pondremos una sartén al fuego con abundante aceite. Cuando el aceite esté muy caliente iremos añadiéndole los churros del tamaño y forma que más nos guste (lazo, rectos, etc.) y lo cocinaremos hasta que tenga un color dorado en toda su superficie. Cuando lo consigamos, pondremos los churros sobre papel absorbente para quitarles el exceso de aceite. Repetiremos este paso mientras tengamos masa en la churrera.
 
Finalmente, espolvorearemos con abundante azúcar y nos dispondremos a disfrutar:
 

Churros con chocolate a la taza, la pareja perfecta
Churros con chocolate a la taza, la pareja perfecta

 
¿El acompañamiento? Totalmente al gusto, puede ser con un chocolate a la taza, nata, café con leche, dulce de leche, etc.
 
¡Buen provecho!
 
 
 

9 de noviembre de 2020

Crema de berenjena con chirimoya y granada

Estamos en pleno otoño, una temporada de colores melancólicos, con tonos ocres, amarillentos y con un aroma en nuestros bosques que, para los que lo hemos vivido de pequeños, lo asociamos totalmente a esta época, de setas (níscalos, hongos, etc.). Con todo, las bondades de otoño no se limitan a las setas ya que, acaba de empezar la temporada de las berenjenas, los mangos están su máximo esplendor, y tenemos caquis, chirimoyas, granadas, manzanas, etc.
 
Como ya sabéis, en casa nos encanta comer bien y lo más sano y limpio posible. De hecho, somos de esa máxima de que, ya que nuestro cuerpo no es un contenedor de basura, no lo llenaremos de ello.
 
Hoy, en este pequeño rincón, queremos explicaros como preparar un plato que es una auténtica delicia, tanto por textura y sabor, como por aporte de vitaminas, fibra y en definitiva salud, se trata de una “Crema de berenjena con chirimoya y granada”.
 
Para conseguir dos raciones de esta crema, necesitaremos los siguientes ingredientes:
 
1 Berenjena
1 Chirimoya
Media granada
1 yogur natural
½ limón (o lima)
Comino en grano
Pimentón de la Vera
Sal
Pimiento<
Aceite de oliva
 
Lo primero que haremos será poner a calentar el horno a 200 grados. Mientras calienta, cortaremos la berenjena por la mitad a lo largo y le haremos, con el cuchillo, una cuadrícula de cortes profundos en su carne (sin llegar a romper la piel). Una vez hecho, salpimentaremos y untaremos con aceite de oliva.
 
Una vez el horno haya alcanzado la temperatura, cocinaremos las berenjenas en una fuente, durante unos 25 o 30 minutos.
 
Mientras se cocina la berenjena, procederemos a preparar el resto de ingredientes, lo primero que haremos será pelar la chirimoya y, con la ayuda de una cucharilla, ir separando las semillas de su carne, es la reservaremos en el vaso de la batidora. Una vez hecho, desgranaremos la granada y la reservaremos en un bol en la nevera.
 
Cuando la berenjena está cocinada, separaremos su carne de la piel y la añadiremos al vaso de la batidora juntamente con el yogur natural, el zumo de medio limón (o lima), una cucharilla de café de comino en grano, un chorrito de aceite de oliva y salpimentaremos. Una vez hecho, batiremos bien hasta conseguir una crema uniforme.
 
Finalmente, presentaremos la crema, para ello, podéis usar boles individuales o platos soperos. Inicialmente repartiremos unos granos de granada en el fondo, pondremos la mitad de crema en el recipiente, una vez hecho, pondremos una cantidad generosa de granada y espolvorearemos con pimentón, tal que así:
 

Crema de berenjena cono chiromoya y granada
Crema de berenjena cono chiromoya y granada

 
Os podemos garantizar que esta crema os sorprenderá, tanto por color (el de la berenjena asada predomina) como por sabor y frescor. No le tengáis miedo, ¡está buenísima!
 
¡Buen provecho!

 

 

28 de octubre de 2020

Tarta crujiente de mango

Estamos en pleno otoño, un otoño más raro de lo normal (maldito COVID), donde parece que disfrutaremos muy poco de las bondades de nuestros bosques, de los aromas y sabores de nuestras setas. Por eso, en este pequeño rincón hemos querido romper la lanza y buscar una receta que nos permita disfrutar de la cocina y porque no decirlo, de la vida.
 
Para ello, hemos echado mano de una fruta que, en otoño está en plena temporada (como mínimo en todo el arco mediterráneo), el mango. La fruta del mango, aunque es original de sureste asiático, actualmente se ha extendido a lo largo y ancho de las zonas con clima tropical (México, Indonesia, Brasil, Florida, etc.) y en Europa, en España.
 
Disfrutar de esta dulce y deliciosa fruta, es realmente fácil, como ya vimos con nuestra receta de “Vaso de Mango, yogur y chia”, y hoy, os lo volveremos a demostrar con una deliciosa “Tarta crujiente de mango”.
 
Los ingredientes que necesitaremos para preparar esta deliciosa “Tarta crujiente de mango” serán:
 
5 o 6 láminas de pasta brick (o filo)
1 mango maduro
1 huevo
100 g de mantequilla/margarina en pomada (o derretida)
60 g de azúcar
80 g de almendra molida
1 cucharada de maicena
1 cucharada de miel (o sirope de agave o de arce)
 
Como esta “tarta crujiente de mango” es relativamente rápida de preparar, lo primero que haremos será poner a calentar el horno a unos 200 grados (con calor inferior y superior).
 
Mientras el horno calienta, con un cuchillo muy afilado (o si tenéis mandolina, con ella), procederemos a cortar a láminas muy finas, una vez pelado, el mango. Cuando lo tengamos, reservaremos.
 
A continuación, prepararemos una crema, para ello mezclaremos con unas varillas, unos 60 gramos de mantequilla con el azúcar. Una vez integrados estos ingredientes, añadiremos unos 60 gramos de polvo de almendra, la cucharada de maicena y el huevo, y de nuevo volveremos a mezclar bien con las varillas hasta obtener una masa uniforme.
 
Hecho esto, procederemos a montar la base de la tarta, para ello, en una bandeja de horno colocaremos una lámina de pasta brick, la pintaremos con mantequilla y espolvorearemos con azúcar. Repetiremos esta operación para cada una de las láminas de pasta filo que tengamos, colocando cada hoja sobre la anterior.
 
Finalmente, repartiremos la crema que tenemos reservada sobre la última hoja de pasta filo (sin llegar al extremo de la misma), una vez hecho, iremos colocando las láminas de mango como si fueran una flor. Una vez lo hayamos hecho, meteremos la bandeja en el horno a media altura y dejaremos que se cocine unos 20/25 minutos.
 
Al sacarlo del horno, pintaremos con la miel / sirope de agave / sirope de arce y espolvorearemos con la almendra que nos quede.

Tarta crujiente de mango
Tarta crujiente de mango

  

¿Os apetece? Pues es una tarta que está realmente deliciosa, sobre todo si el mango es de calidad.
 
¡Buen provecho!

 

 

8 de octubre de 2020

Restaurante Oh! Taku - Bilbao

Restaurante Oh! Taku - Bilbao
Desde hace unos años, ha aparecido en nuestro país una especie de moda gastronómica, al igual que en su momento lo fueron los restaurantes italianos, los mexicanos e incluso, los erróneamente dichos, restaurantes chinos, os estamos hablando de los restaurantes japoneses.
 
Como en el caso del resto de gastronomías que os hemos enumerado antes, en el equipo no creemos que se trata de una moda, sino que la gastronomía japonesa ya llegado a nuestras calles para quedarse en ellas. Con todo, nos gustaría distinguir entre los varios tipos de restaurantes que nos encontramos ya que, al igual que para otras gastronomías, de japoneses tienen muy poco.
 
Para empezar, desconfiad al igual que hacéis de los restaurantes italianos que sólo ofrecen pizza, de aquellos restaurantes japoneses que sólo ofrecen sushi o que, misteriosamente están al lado de un restaurante chino (¿no será el mismo aprovechando la moda del sushi?). También desconfiad de aquellos restaurantes japoneses “sucios” o que se dedican solo al “take away”.
 
Visto esto comentaros que, en nuestra ciudad, Vitoria-Gasteiz, donde como os hemos dicho a veces, hay una gran gastronomía, pero una variedad muy aburrida de la misma (vaya, que sota-caballo-rey en un alto porcentaje), también han llegado los restaurantes japoneses, bueno o que imitan la cocina japonesa.
 
Con todo, hoy nos vamos a trasladar a otra ciudad, a Bilbao, serán solo unos 60 kilómetros, pero allí, una ciudad mucho más global que Vitoria-Gasteiz, encontraremos el restaurante del que os queremos hablar, el restaurante “Oh! Taku”.
 
El restaurante “Oh! Taku” es un restaurante japonés perteneciente al grupo de restauración Kuma (tranquilos, no es una franquicia), gestores de uno de los mejores restaurantes de Bilbao.
 
A escasos metros del “Restaurante Casa Leotta” que os hablamos hace unos meses, nos encontramos con un local que, externamente poco recuerda a un restaurante, solo una ventana abierta a una cocina y un pequeño cartel que reza “OH! TAKU”.
 
Ni que deciros que, en los tiempos que nos está tocando vivir, para poder disfrutar el “Oh! Taku” es totalmente imprescindible hacer reserva y acudir puntualmente, aunque sinceramente, podéis ir tranquilamente porque cumplen con las reglas “anti COVID-19” al pie de la letra.
 
Antes que nada, deciros que el restaurante “Oh! Taku” tiene una especialidad, el ramen. Que ¿qué es el ramen? Pues el ramen es una sopa con mucho fundamento, repleta de una gran cantidad de fideos de trigo y un sinfín de sacramentos (cerdo, setas, algas… etc.).
 
En esta ocasión el equipo se compuso de tres personas y pedimos lo siguiente:
 
“Takoyakis de pulpo”.  Podríamos definirlos como unas croquetas o buñuelos de pulpo japonesas. Están realmente buenas. Una delicia para el paladar. Totalmente imperdibles.
 
Takoyakis de pulpo
Cuatro deliciosos "Takoyakis de pulpo"

 
 
“Ramen Koji Miso”. Con una base de sopa miso un poco fermentada y una textura más espesa de lo esperada este ramen constituyo una auténtica sorpresa por sabor y presentación. Quizá el mejor de los tres que probamos.
 
“Ramen Tantanmen”.  Este ramen parte de una base de sopa potenciada por un chile picante y carne picada de cerdo, también picante. Como resultado, un ramen complicado ya que, a medida que vas comiendo el picante te satura. En definitiva, sólo para amantes del picante.
 
“Ramen Tori Paitan”. Muy parecido al “Koji Miso” en su base, pero mucho más suave de sabor que ese. Realmente, un buen ramen para descubrir el mundo de las sopas japonesas.
 
Tres ramen del "Oh! Taku" de Bilbao
Arriba, el "Tori Paitan", abajo el "Koji Miso" y a la derecha el "Tantanmen"

 
 
 
Para acabar, que mejor que con unos dulces japoneses caseros, en este caso, acabamos con unos mochis (una especie de bolas de varios sabores recubiertas por una pasta de arroz), que estaban, de vicio.
 
 
Un Mochi de Tiramisú
Un Mochi de Tiramisú, delicioso y original final de fiesta

 
 
 
Al final, lo que os hemos contado, más tres cervezas japonesas, hemos pagado unos 72€, o lo que viene a ser, unos 25€ por persona.
 
 
Os tenemos que asumir que nuestra experiencia el “restaurante Oh! Taku” ha sido, simplemente aceptable ya que, pese a que los entrantes y los postres nos han encantado, de los ramen, en general esperábamos un poco más, un poco más suaves (menos densos de textura y sobre todo de picante) y, un poco menos contundentes (no salimos rodando por poco).
 
La atención del personal correctísima y efectiva, y la limpieza del local, digna de reseñar sobre todo en los tiempos que corremos.
 
No os vamos a decir que nos haremos asiduos al “Oh! Taku” pero sí que os decimos que lo recomendamos y que, seguramente volveremos para probar, más platos suyos.
 
Si queréis ir, no olvidéis reservar con antelación pues su comedor es relativamente pequeño. Para ello os dejamos sus datos de contacto:

 

 

Calle Heros, 14
48009 Bilbao

 

Teléfono:   693 93 84 99

28 de septiembre de 2020

Canelones cuatro quesos

Los que nos seguís ya sabéis que nos encanta la gastronomía mediterránea en general e italiana en particular, sus sabores, sus aromas y su versatilidad provoca en nosotros una auténtica pasión.
 
Hoy en este pequeño rincón os queremos traer una receta con origen claramente italiano, aunque desde hace algo más de un siglo, y después de que entrara en las cocinas de la burguesía catalana, la hemos adoptada casi como nuestra, os estamos hablando de unos canelones.
 
De totas formas, no, no serán ni a la bolognesa, ni a la catalana, ni rellenos de verduras, ni de pescado, hoy os queremos proponer una receta con un toque algo distinto y que, puede abrir un buen abanico de posibilidades, hoy os queremos contar nuestra receta de “Canelones cuatro quesos”.
 
Para preparar nuestra receta de “Canelones cuatro quesos” para dos personas, necesitaremos los siguientes ingredientes:
 
8 placas de canelón
1 huevo
70 g de mascarpone
100 g de queso fresco
100 g de mozzarella
80 g de parmesano
¼ de cebolla dulce
100 ml de tomate triturado
Albahaca
Pimienta
Sal
Aceite de oliva
 
Lo primero que haremos será poner un cazo al fuego con abundante agua. Cuando arranque a hervir, añadiremos el huevo y dejaremos que se cocine durante unos 10 minutos. Pasado este tiempo, enfriaremos y reservaremos.
 
Mientras se hierve el huevo, cogeremos un bol y pondremos en él los quesos, es decir, el mascarpone, el queso fresco y la mozzarella, añadiremos un poco de pimienta molida y mezclaremos para dejarlo como una masa uniforme. Una vez el huevo esté hervido, lo rallaremos y lo añadiremos a esta mezcla integrándolo todo bien. Una vez hecho, lo meteremos en la nevera y lo dejaremos reposar entre 1 y 2 horas.
 
Mientras el relleno reposa, aprovecharemos a preparar el tomate. Para ello, picaremos bien la cebolla y la pondremos en un cazo al fuego con un chorrito de aceite, cuando haya cristalizado, añadiremos el tomate triturado y salpimentaremos. Dejaremos que se cocine a fuego bajo unos 10 o 15 minutos.
 
Una vez hecho, cocinaremos las placas de canelón siguiendo las instrucciones del fabricante. Cuando se hayan cocinado, las estiraremos bien para que escurran antes de montarlos.
 
Cuando la masa haya reposado, la repartiremos en las placas de canelón que tendremos ya escurridas y los iremos enrollando. Una vez estén todos enrollados, cogeremos una fuente apta para el horno, le pondremos en la base un poco de tomate triturado y sobre él repartiremos los canelones, finalmente los cubriremos con el tomate restante y los espolvorearemos con queso parmesano rallado y un poco de albahaca.
 
Llegados a este punto, ya solo os faltará gratinar los canelones a vuestro gusto y obviamente, presentarlos para servir.

 

Una ración de canelones cuatro quesos
Una ración de canelones cuatro quesos

 

Y ahí tenéis un auténtico plato de fiesta que además acepta variantes (podéis cambiar algún queso por una gorgonzola u otro queso al gusto). A nosotros, nos encanta.
 
¡Buen provecho!

 

 

 

14 de septiembre de 2020

Ensalada de pasta de inspiración griega

Una vez más, y ya que este año está más complicado que nunca, en el equipo queremos volver a unir nuestras dos grandes aficiones, el viajar y el saborear los aromas y sabores de los destinos. En esta ocasión, y pese a no habernos podido desplazar físicamente (COVID-19 te la tenemos guardada…), queremos traeros un poco de Grecia a vuestras mesas.
 
Como bien sabréis, la gastronomía griega se sustenta en cuatro grandes pilares, los ingredientes frescos de muy buena calidad, la sencillez en la elaboración de sus platos, el aceite de oliva y una combinación mágica de aromas y especias. Intentando seguir estas premisas, hoy en este rincón os queremos presentar nuestra receta de una “Ensalada de pasta de inspiración griega”.
 
Para esta ensalada y su inspiración griega necesitaremos los siguientes ingredientes:
 
160 g de pasta (nosotros hemos usado pasta de colores)
80 g de queso Feta
2 filetes de pechuga de pollo
12 tomates cherry
1 Yogur (si es griego mejor)
12 aceitunas negras
Media lima (o limón)
¼ de diente de ajo
Aceite de oliva AOVE
Orégano y perejil
 
Lo primero que haremos será preparar la pasta. Para ello, seguiremos las indicaciones del fabricante intentando eso sí, no pasarnos de cocción ya que, buscamos ese punto que los italianos llaman “al dente”. Cuando lo consigamos, escurriremos y reservaremos.
 
Mientras se cocina la pasta, cocinaremos los filetes de pechuga de pollo. Para ello, calentaremos un poco de aceite en una sartén o parrilla, cuanto esté caliente, salpimentaremos los filetes y los cocinaremos por ambos lados. Una vez cocinados, los cortaremos en tiras y los reservaremos.
 
A continuación prepararemos el aliño. Para ello cogeremos un pequeño bol y en él pondremos el yogur, el cuarto de diente de ajo bien picado, el zumo de la media lima/limón, el queso Feta rayado, una cucharada sopera de buen aceite de oliva, una cucharada de café de orégano y otra de perejil. Con todo, lo mezclaremos e integraremos todo bien.
 
Finalmente, prepararemos los ingredientes que nos faltan, para ello cortaremos a cuartos los tomates cherry y a mitades o ruedas las aceitunas negras.
 
Una vez lo tengamos todo, cogeremos un bol grande donde iremos poniendo todos los ingredientes, empezaremos por la pasta, las tiras de pollo, los tomates cherry, las aceitunas negras y mezclaremos todo bien.
 
Finalmente, repartiremos en cada plato la cantidad que queramos comer y lo aliñaremos con el aliño que hemos preparado, tal que así:
 

Ensalada de pasta de inspiración griega
Ensalada de pasta de inspiración griega

 

Ya veis, una receta de esas que nos encantan, sencillas, llenas de sabor y que además son sanas y nos ayudan a dar un toque original en la mesa.
 
¡Buen provecho!


3 de septiembre de 2020

Pastel de espinacas

Después de muchos meses haciendo experimentos y probando recetas de panes (pan de payes), de tortitas (o pancakes) con varias combinaciones de toppings, de buñuelos e incluso, de cinnamon rolls, toca volver a la normalidad, o como parece que el COVID-19 impone, la “nueva normalidad”.
 
En el equipo queremos que esta “nueva normalidad” tenga algo de la vieja, la comida sencilla, sabrosa, saludable y si es posible divertida. Por esto hoy volvemos con una receta que junta, casi, las tres cosas, aunque para algunos, sobre todo los más peques, quizá no la encuentren tan divertida... hasta que la prueben.
 
Hoy en este rincón os traemos un delicioso “Pastel de espinacas”.
 
Para hacer este “Pastel de espinacas” para 3 o 4 raciones, necesitaremos los siguientes ingredientes:
 
200 g de espinacas frescas
2 huevos
100 g de maicena (harina de maíz)
50 ml de leche (o nata, a vuestra elección)
½ cebolla
5 cucharada de levadura química
1 rueda de rulo de cabra, u otro queso (opcional)
Aceite
Pimienta
 
Empezaremos por dos cosas sencillas, la primera de ellas poner a precalentar el horno, y lo haremos llevándolo a 180 grados. Una vez hecho, procederemos a limpiar las espinacas, para ello, además de pasarles agua (si no usáis espinacas prelavadas y embolsadas), les quitaremos los rabos más largos y más gordos.
 
Seguidamente pondremos una olla o una sartén grande en el fuego con un chorro de aceite, cortaremos la cebolla a tiras y la pondremos al fuego para que vaya cristalizando. Mientras esto ocurre, cortaremos las espinacas a trozos pequeños. Una vez la cebolla haya cristalizado, añadiremos las espinacas y las saltearemos unos minutos.
 
A continuación, cogeremos un bol grande donde pondremos los huevos, la maicena, la leche, la levadura y lo batiremos bien hasta conseguir una masa fina y sin grumos, una vez la tengamos, añadiremos las espinacas salteadas con la cebolla y el queso desmenuzado (a nosotros nos encanta el toque del rulo de cabra, pero esto es opcional), salpimentaremos e integraremos bien.
 
Cogeremos un molde apto para ir al horno y lo pintaremos con un poco de aceite para impedir que se pegue el pastel. Una vez hecho, añadiremos la mezcla que hemos preparado y lo hornearemos durante unos 30 minutos. Una vez horneado, lo dejaremos enfriar antes de desmoldar.
 
Para presentar, podemos jugar con una flor de puré de patatas, una ensalada de tomate para dar color o simplemente, tal cual.
 
 
Pastel de espinacas
Ración de pastel de espinacas

 

Podéis usar este “Pastel de espinacas” tanto como un entrante (con una ración corta y bien presentada) o como hacemos nosotros, con una ración grande y directamente como plato.

 

Estamos seguros que esta receta va a gustar a todos, incluso a aquellos que no les gustan las espinacas, jajaja

 

¡Buen provecho!

 

 

24 de agosto de 2020

¿Dónde comer en Gran Canaria?

Este 2020 está siendo marcado, y a fuego, por la pandemia del COVID-19, una pandemia que, además de haberse llevado por delante cientos de miles de vida humanas, se ha llevado también alguna de nuestras libertades (ganadas a pulso) y porque no decirlo, de ilusiones.
 
Dos de nuestras grandes aficiones se han visto afectadas, y mucho. La de disfrutar de la gastronomía y la de hacer lo respectivo con los viajes. Por suerte, y como la salud ha acompañado, decidimos unir nuestras dos aficiones para descubrir la maravilla isla de Gran Canaria.
 
Gran Canaria es la tercera isla por extensión del archipiélago canario, aunque la segunda más poblada. Gran Canaria, además de disponer de extensas playas de arena blanca (por ejemplo, Maspalomas) y de playas casi vírgenes (por ejemplo Gui-Gui), dispone de una rica gastronomía marcada además de por el único cafetal de Europa, por una amplia variedad de quesos y de vinos.
 
 
Gran Canaria, un paraiso de montañas y playas
 
 
 
Después de esta pequeña introducción, y teniendo en cuenta que para visitar y conocer Gran Canaria hay que moverse por toda la isla, ¿nos acompañáis en nuestra ruta gastronómica por Gran Canaria?
 
Nuestro objetivo no es recomendaros grandes restaurantes, ni cocina de diseño o restaurantes pijos, si no lugares donde podamos encontrar comida casera, de proximidad y sobre todo, cocina canaria.
 
 
 
Para encontrarnos con el primer restaurante nos desplazaremos al corazón de la capital, Las Palmas, concretamente a su histórico barrio de Vegueta (el barrio fundacional de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria), allí, entre sus pintorecos callejones nos encontramos con el
 
“Restaurante La Bonita de Vegueta“, un restaurante donde podemos encontrar, y a precios muy económicos y con una atención exquisita, producto de buena calidad y “km 0“, destacando ante todo, originales opciones vegetarianas, además de disponer de equilibrados menús del día (entre semana, 2 platos, postre y bebida por 11 euros). Totalmente recomendable.
 
Queso frito canario con mermelada
Queso frito canario con mermelada


 
Unos quilómetros más al oeste, e igualmente en el norte de la isla, en pintoresco y bello pueblo de Teror y a escasos metros de la Basílica de la Virgen del Pino nos encontramos con el restaurante
 
“Restaurante Araucaria”, en este caso, entre semana no tenemos menú del día, pero sí una carta compuesta por algunos productos de locales (el queso ahumado herreño está delicioso) y otros platos de consumo más generalista (la hamburguesa de buey está para chuparse los dedos), a un precio más que aceptable. Sin lugar a dudas, un buen restaurante con un muy buen servicio y una cocina honesta (como el servicio) que convierte este restaurante, también como una alternativa muy recomendable.
 
 
Queso herreño ahumado
Queso herreño ahumado


Hamburguesa de buey
Hamburguesa de buey


 
Casi en la punta noroeste de la Isla de Gran Canaria, en el pueblo de Gáldar, nos encontramos con una buena opción para degustar cocina casera canaria, el resturante
 
“La Bodeguita de Cá Juancri”, en este caso, es uno de esos restaurantes de toda la vida, donde la carta viene en una pizarra (aún en época de covid). El servicio es atento y próximo, y la comida, como buscábamos, sencilla y casera (os recomendamos el pulpo frito, que es un auténtico lujo).
 
Desplazándonos al otro extremo de la isla, en la punta sur podemos disfrutar de la buena cocina canaria en:
 
“Restaurante tapas”, con este curioso nombre y en pleno centro del turístico y pintoresco núcleo de Puerto de Mogán (en el sur de la isla de Gran Canaria) nos encontramos con un pequeño bar/restaurante en el que abunda el cliente local. Se trata de un local sin lujos, pero con un servicio tan próximo que te hace sentir como en casa. Nosotros disfrutamos de una selección tapas (puntillas rebozadas, carne guisada, albóndigas y postre), a cada cual mejor y más sabrosa. Y todo por un precio más que módico.

 
“Restaurante Monte Rojo”, enclavado en la urbanización Monte Rojo del núcleo turístico de San Agustín (al sur de la isla y a escasos quilómetros de La Playa del Inglés), nos encontramos con un restaurante familiar realmente curioso ya que, dicho restaurante forma parte de un complejo turístico con piscina. En el “restaurante Monte Rojo” podemos encontrar desde una carta con pescados frescos, cocina canaria y arroces hasta un correctísimo menú del día por 10 euros. Y todo, sin olvidar una exquisita y eficaz atención. Totalmente recomendable.
 
Mousse de gofio
Mousse de Gofio, una delicia como pocas