¡¡Buahh!! El otro día,
mis queridísimos dueños prepararon un plato realmente espectacular. ¡Menudo
plato! Me lo comía con los ojos… ains… ¡ese olorcito! Hmmm… quería probarlo,
pero claro, ese par saltaron rapidísimo diciendo: “¡no puedes comértelo! Esto,
aunque lo quieras, no es para gatitos”.
Sí, lo habéis adivinado,
la receta que os contaré hoy lleva pescado, concretamente salmón… ¡Dios, cómo
me gusta el salmón!!
La verdad es que mis
dueños se lucieron, pues prepararon el salmón de una forma realmente curiosa,
hicieron albóndigas con él, así que el nombre que le puse está realmente
cantado: “albóndigas de salmón”
Para hacer esta receta,
ellos utilizaron los siguientes ingredientes:
2 Filetes de salmón
500 ml de caldo de
pescado
Un huevo
Una cebolleta
Un diente de ajo
Una rebanada de pan de
molde
50 ml de leche
Harina
Perejil
Sal
Aceite
Hay un montón de
ingredientes en la lista, ¿no? Tranquilos, porque aunque por los ingredientes
no lo parezca, es una receta muy fácil.
Para empezar, deberéis
limpiar los filetes de salmón. Para hacer esto, no solo pasaréis los filetes
por agua, también les quitaréis, prestando mucha atención, las espinas y le
quitaréis la piel. No os preocupéis si se rompen los filetes, pues acabaremos
picándolos, ¡meh meh meh!
Y hablando de picar,
llega el momento de empezar a hacerlo, por tanto, con la ayuda de un cuchillo,
picaréis bien finitos la cebolleta y el diente de ajo, y con la picadora (como
mínimo, mis dueños utilizaron ese cacharrito) picaréis el salmón. A
continuación, pondréis en un bol, el salmón picado, la cebolleta y el diente de
ajo picado.
En el mismo bol,
añadiréis un huevo, una rebanada de pan de molde (sin corteza) empapada de
leche, una pizca de sal y de pimienta. Finalmente, deberéis mezclar todos los
ingredientes, yo os aconsejo que lo hagáis con las manos. Si la masa resultante
os queda muy líquida, podéis añadir un poco de harina.
Llegados a este punto,
debéis tener algo parecido a esto:
A continuación, llega la
parte más divertida de la receta, hacer las albóndigas con la masa que habéis
obtenido. Para hacerlo, cogeréis una cuchara de café, cogeréis masa de salmón y
luego, con las manos haréis una bola, después otra y así hasta finalizar la
masa.
Finalmente, pasaréis la
albóndigas de salmón por harina y las pondréis en una sartén con aceite muy
caliente para que se frían bien, pero ¡cuidado! ¡Hay suficiente con un par de
minutos!
Cuando tengáis las
albóndigas hechas, empezaréis a preparar la salsa. Para hacer eso, pondréis una
cucharada de aceite en una sartén, y cuando esté caliente, añadiréis dos
cucharas de harina y con la ayuda de una espátula la disolveréis. Cuando la
tengáis disuelta, añadiréis el caldo, y de nuevo, lo mezclareis bien, y si veis
que acepta, le añadís un poco más de caldo. Deberéis repetir esta operación
hasta conseguir la densidad deseada.
Por último, ya solo os
queda presentar el plato… ¿Qué os parece así?
¡Buen provecho!