Después
de un tiempo sin viajar gastronómicamente a nuestra querida Italia, hemos
decidido que ya va siendo hora porque, sinceramente, añoramos el sabor, aroma,
sencillez y, en muchos casos, versatilidad de sus platos.
En esta entrada nos desplazaremos, una vez más, al norte, concretamente a la región mediterránea donde se encuentra la bellísima Cinque Terre, es decir, nos iremos al golfo de León, a la región italiana que tiene por nombre Liguria.
En Ligura nos encontramos con el origen de un pan tan sencillo como delicioso y a la vez versátil, la focaccia. Actualmente la focaccia es un pan ideal para tomar en tostadas, sándwiches o directamente, sin más, con todo, originalmente se especula que fue el sustento de una región ante los ataques de los piratas ya que, se realiza con muy pocos ingredientes.
Para hacer una buena focaccia necesitaremos los siguientes ingredientes:
200 g de harina de fuerza
150 g de harina
25 g de levadura fresca
300 ml de agua
30 ml de aceite de oliva
1 cucharadita de azúcar
1 cucharadita de sal
Os
presentaremos esta receta en dos versiones, una más tradicional y otra,
elaborada con un robot de cocina, para ser exactos una Thermomix.
Versión tradicional:
Lo
primero que haremos será, en un bol grande, mezclar bien las dos harinas con la
sal haciéndole en medio un cráter donde echaremos el azúcar, la levadura
desmenuzada y el agua. Una vez hecho, mezclaremos bien para homogeneizar,
taparemos y dejaremos reposar unos 15 minutos.
Pasado
este tiempo procederemos al amasado, para ello, y al tratarse de una masa muy
líquida, iremos haciendo pliegues de la masa sobre sí misma, si es necesario
ayudándose de una paleta o algún otro utensilio. Este proceso se puede extender
entre 15 y 20 minutos o hasta que la masa esté lisa y elástica, cuando lo
consigamos, pondremos la masa en un bol y cubriremos con papel film dejándola
que repose hasta doblar su tamaño.
Versión
Thermomix (o robot de cocina):
Pondremos
el agua, la levadura, el azúcar y el aceite en el vaso de robot y programaremos
un minuto, a 37 grados y velocidad 2.
Una
vez hecho, añadiremos las harinas, la sal y programaremos 1 minuto en la
función de amasado. Pasado este tiempo, revisaremos que esté todo bien amasado,
si es necesario, bajaremos la harina de la pared del vaso y repetiremos este
paso.
Finalmente,
pondremos la masa, que estará bastante líquida en un bol grande y lo taparemos
con film para dejarlo reposar unos 25 o 30 minutos como mínimo.
Una
vez fermentada la masa, pondremos a calentar el horno a 220 grados. Mientras
calienta, untaremos una bandeja de horno con aceite y extenderemos la masa para
que quede un rectángulo de unos 25 o 30 centímetros de lado.
Cuando
el horno esté caliente, meteremos la bandeja y dejaremos que se cocine la
focaccia durante unos 20 o 25 minutos, o hasta que veamos su superficie bien
dorada.
Nosotros
acostumbramos a repartir unos tomates sobre ella antes de hornear, y
conseguimos una delicia como esta:
Podéis
usar casi cualquier topping, desde cubrir al final del horneado con lonchas de
jamón y queso, hasta comerla sin ningún topping o, como hacemos nosotros con tomates
cherry y finas hierbas. Al gusto.
¡Buen
provecho!