¡Miau! La verdad es que me encanta cuando lo hacen... se meten en la cocina y empiezan a preparar los ingredientes para casi siempre, hacer un plato distinto. De todas formas no penséis que se complican mucho la vida, porqué no es así. Por ejemplo, en esta ocasión, además de no ser un plato complicado, es bastante económico, y para colmo, según mi modesta opinión, se quedó de lo más especial.
Bien, mejor será que empiece, pues no me gustaría nada que me encontrasen tecleando en su ordenador con los bigotes para explicaros esta receta. Menudo salto pegarían, ¡me me me!.
A este plato le pondré por nombre: “Pudín de macarrones con jamón york y queso” (Ains, como me chifla el jamón... ¡hmmm!).
Los ingredientes que utilizaron fueron:
125 gr. de macarrones
100 gr. de jamón york
125 gr. de queso
½ cebolla
1 pimiento verde o rojo
200 gr. de tomate triturado
2 huevos
1 yogur natural
180 ml. de crema de leche
Agua
Aceite de oliva
Sal
Por cierto, recordad que, ellos preparan todas sus recetas para dos personas, por lo tanto, si sois más y queréis hacer esta receta, os tocará multiplicar, ¿vale?
Para empezar, pusieron una olla con agua y sal en el fuego hasta arrancar a hervir. En ese momento, añadieron los macarrones y un chorrito de aceite. Los dejaron hervir durante 8 minutos. Después, los escurrieron y reservaron.
Mientras los macarrones se iban cociendo, mis dueños aprovecharon a cortar la cebolla y el pimiento a dados bien pequeños. Cuando los tuvieron cortados, los echaron en una sartén con un chorrito de aceite caliente, y los dejaron pochar unos cinco minutos. Pasado este tiempo, añadieron el tomate y jamón, ambos convenientemente cortados a dados y lo dejaron todo unos cinco minutos más en el fuero removiéndolo de vez en cuando.
Cuando tuvieron las verduritas estuvieron doraditas (cuidado, doradas no es lo mismo que quemadas), les añadieron los macarrones y los dejaron en el fuego un par de minutos más, removiéndolos frecuentemente.
Pasado este tiempo, cogieron un molde apto para ir al horno y lo forraron con papel de horno. A continuación, pusieron una capa de macarrones para cubrir la base del molde, una vez tapada completamente la base, añadieron el queso cortado a dados distribuyéndolo uniformemente. Finalmente, cubrieron el queso extendiendo los macarrones sobrantes.
En un bol, pusieron el yogur, los huevos, la crema de leche y una pizca de sal para, con una batidora de varillas batirlo hasta no dejar ni un solo grumo. Una vez lo consiguieron, lo extendieron por encima de los macarrones, ¡¡Hmmmm!!
Finalmente, pusieron el molde en el horno el cual previamente habían precalentado, y lo dejaron cocer durante unos 25 (o 30 minutos) a 180 grados.
¡Ah! Un pequeño consejo: No queráis comerlo directamente al salir del horno, más que nada, porque según escuche a mis dueños, estos macarrones mejoran mucho cuando están tibios.
Bien, mejor será que empiece, pues no me gustaría nada que me encontrasen tecleando en su ordenador con los bigotes para explicaros esta receta. Menudo salto pegarían, ¡me me me!.
A este plato le pondré por nombre: “Pudín de macarrones con jamón york y queso” (Ains, como me chifla el jamón... ¡hmmm!).
Los ingredientes que utilizaron fueron:
125 gr. de macarrones
100 gr. de jamón york
125 gr. de queso
½ cebolla
1 pimiento verde o rojo
200 gr. de tomate triturado
2 huevos
1 yogur natural
180 ml. de crema de leche
Agua
Aceite de oliva
Sal
Por cierto, recordad que, ellos preparan todas sus recetas para dos personas, por lo tanto, si sois más y queréis hacer esta receta, os tocará multiplicar, ¿vale?
Para empezar, pusieron una olla con agua y sal en el fuego hasta arrancar a hervir. En ese momento, añadieron los macarrones y un chorrito de aceite. Los dejaron hervir durante 8 minutos. Después, los escurrieron y reservaron.
Mientras los macarrones se iban cociendo, mis dueños aprovecharon a cortar la cebolla y el pimiento a dados bien pequeños. Cuando los tuvieron cortados, los echaron en una sartén con un chorrito de aceite caliente, y los dejaron pochar unos cinco minutos. Pasado este tiempo, añadieron el tomate y jamón, ambos convenientemente cortados a dados y lo dejaron todo unos cinco minutos más en el fuero removiéndolo de vez en cuando.
Cuando tuvieron las verduritas estuvieron doraditas (cuidado, doradas no es lo mismo que quemadas), les añadieron los macarrones y los dejaron en el fuego un par de minutos más, removiéndolos frecuentemente.
Pasado este tiempo, cogieron un molde apto para ir al horno y lo forraron con papel de horno. A continuación, pusieron una capa de macarrones para cubrir la base del molde, una vez tapada completamente la base, añadieron el queso cortado a dados distribuyéndolo uniformemente. Finalmente, cubrieron el queso extendiendo los macarrones sobrantes.
En un bol, pusieron el yogur, los huevos, la crema de leche y una pizca de sal para, con una batidora de varillas batirlo hasta no dejar ni un solo grumo. Una vez lo consiguieron, lo extendieron por encima de los macarrones, ¡¡Hmmmm!!
Finalmente, pusieron el molde en el horno el cual previamente habían precalentado, y lo dejaron cocer durante unos 25 (o 30 minutos) a 180 grados.
¡Ah! Un pequeño consejo: No queráis comerlo directamente al salir del horno, más que nada, porque según escuche a mis dueños, estos macarrones mejoran mucho cuando están tibios.
Están de vicio, os lo aseguro.
¡Buen provecho!