9 de abril de 2011

Lasaña de calabacín

Hace unos días, mientras me dedicaba a husmear los rincones de internet en uno de mis pocos ratos libres (sí, uno aunque dedica mucho tiempo a relamerse, también dedica parte de su tiempo a visitar amigos que tienen sus propios blogs de cocina), me encontré con una receta de lo más original, y claro, sin perder mucho tiempo, se la expliqué a uno de mis queridos dueños.

Aunque bueno, antes de empezar con la receta, me gustaría tanto de mi parte como claro, de parte de mis dueños, darle las gracias al responsable de “Sukaldean Jaten” (sí, me gustara hacerlo, hasta un lametón le daría, pero....).

Bueno, la receta de hoy es un delicioso pastel de calabacín, o mejor, una lasaña de calabacín, con sus lonchas de jamón york, sus lonchas de queso... ¡hmmm! Sí, lo se, de entrada parece una combinación un tanto rara, aunque según mi dueño, tiene un sabor muy original. Sinceramente, creo que merece la pena.

Para hacer esta receta, utilizaron los siguientes ingredientes (para 2 personas):

1 Calabacín grande (o dos si son pequeños)
4 o 5 lonchas de jamón york
4 o 5 lonchas de queso
1 huevo
Harina
Sal
Aceite

El primer paso, como no, es cortar el calabacín (claro, después de lavarlo), pero cuidado, debemos cortar el calabacín a lo largo, a lonchas finas (de unos 3 o 4 milímetros de grosor) si puede ser. Cuando tengáis las lonchas, las saláis y guardáis un momento.

Cogeremos dos platos, en uno pondremos harina, y en el otro un huevo batido. ¡Sí señor, que inteligentes que sois! Todo esto es para rebozar las lonchas de calabacín. Una vez hecho esto, debéis poner una sartén al fuego con una buena base de aceite. Cuando esté caliente, poco a poco deberéis ir poniendo las lonchas de calabacín una vez pasadas por harina y huevo, para dejarlas bien rebozadas.

Una vez hecho, mis dueños extendieron una tira de papel de cocina, y fueron poniendo encima de él las tiras de calabacín una vez rebozadas, para que absorbiera el sobrante de aceite.

Finalmente, en un molde apto para ir al horno empezaron a preparar la lasaña poniendo primero una capa de calabacín, encima suyo una de jamón york, luego otra de queso, y vuelta a empezar con el calabacín, el jamón y el queso, hasta que agotaron los ingredientes.

Para acabar, le echaron un poco de queso en polvo, y directo al gratinador.

La cosa, aunque no fue muy espectacular, les quedó así:

Lasaña de calabacín

Tampoco tiene mal aspecto, ¿no? De todas formas, su sabor compensa el aspecto, y en la cocina de casa ya se sabe, prima el sabor ;)

Por cierto, como este plato ya habéis visto que un poco aceitoso, os voy a dar un pequeño consejo, sobre todo para aquellas personas que deben controlar su alimentación. Este consejo no es otro que, podéis sustituir tranquilamente el rebozado del calabacín por una cocción a la plancha, lo cual os reducirá ostensiblemente tanto las calorías como el aceite usado.

31 de marzo de 2011

Restaurante Ahoa - Vitoria-Gasteiz

¿Vergüenza? ¿Qué es eso? La verdad, desconozco el significado de esa palabra. Además el otro día, mis queridos dueños me dijeron: "Nissi, sabes cuánto tiempo llevas sin escribir ni publicar nada? ¡Y eso que hemos hecho un montón de cosas durante este tiempo!", y, aunque esas palabras no fueron muy bonitas, no me avergonzaron mucho... me gusta demasiado andar holgazaneando, además, creo que para mí, que soy un gatito adorable, es muy conveniente. Aunque claro, todo lo bueno se acaba, y como hoy ando aburrido de no hacer nada, he pensado que os explicaría algo, ¿os apetece?

En este post os voy a contar la experiencia de mis dueños en el último restaurante que han probado. El nombre del restaurante es: "Ahoa" (teniendo en cuenta que "ahoa" es boca en euskera, creo que se trata de un nombre de lo más apropiado para un restaurante, ¿no creéis?), y se encuentra ubicado en la calle 12 de Octubre, 1 de Vitoria-Gasteiz.

Desde hace tiempo, mis dueños andaban buscando una buena excusa para ir al "Restaurante Ahoa", y esa les llegó junto al boletín de notas de la universidad de uno de mis esclavos (¡ups!, perdón, dueños), más que nada porque fueron excelentes. Para celebrarlo, reservaron vía internet una mesa para el sábado noche.

El local es bonito y bastante moderno, con el suelo hecho de madera de colores ocres, el techo también de madera, simula una bodega con bóvedas, lo cual ayuda sin dudas a crear un ambiente cálido y acogedor, donde uno se siente cómodo de buenas a primeras.

El restaurante dispone de un menú degustación con un precio que oscila entre los 26 y los 32 euros, dependiendo del vino escogido (cosechero, crianza, reserva, etc.). Además, por un precio parecido, dispone de un menú especial llamado "ovolactovegetariano" (mejor no preguntéis que es, pues mis dueños no lo pidieron y a mí, por el nombre me suena a chino).

Ellos escogieron el menú degustación y a decir verdad, por el precio que les costó, creo que está más que bien, sino, valorad:

Entrante:

Ensalada tibia con manzana, bacalao y gambas, bien aliñado con una salsa especial.

Primer plato:

Arroz caldoso con crema de boletus y foie.

Plato principal:

Solomillo de cerdo con patatas y verduras de guarnición.

Postres:

Flan de mango.


Según dijeron mis dueños, todo esta muy bien preparado y presentado además de traer cada uno de los platos en una curiosa vajilla de diseño. De verdad, a ellos les gustó mucho, tanto que estoy seguro que volverán al "Restaurante Ahoa" a comer o a cenar, además, el ambiente de lugar lo convierte en muy indicado para organizar tanto una cena romántica como una comida con amigos, una cena de trabajo, etc. A parte, el precio está muy bien, y más teniendo en cuenta la relación calidad-precio que se ofrece.

Por si os interesa, a continuación os dejo sus datos de contacto:


"Restaurante Ahoa"
01004 Vitoria-Gasteiz (Álava)
Teléfono: 945 260875





Actualización (Julio 2013):  

Menuda sorpresa se llevaron mis dueños. El otro día, pasando por allí, comprobaron que no sólo habían echado la persiana, sino que, no queda el mínimo rastro del “Restaurante Ahoa”. Una auténtica pena. Otro que NO EXISTE.


14 de febrero de 2011

Bizcocho

¡Ay, lectores queridos! ¡Menuda tripa que estoy poniendo! Y todo, por culpa de mis dueños… ¡No hay derecho! Menudos bizcochos que se sacan de la manga de vez en cuando… sabrosos, tiernos, ¡y es que no me queda otra! Siempre acabo pidiéndoles: “¿Para cuándo otro bizcocho? Vaaaa… que os haré un montón de arrumacos“.

La verdad, no sé porqué pero solo a uno de mis dueño le sale bien el bizcocho, quizá por herencia (su madre también los hace de vicio). Mi otro esclavo (ups, perdón… mi otro dueño) en cambio solo sabe comerlo bien… ¡¡meh meh meh!!

Bueno, quizá que empiece a explicaros la receta, ¿no?

Allá voy, la receta de hoy es: bizcocho, aunque estoy seguro que llegados a este punto, mis queridos lectores, lo teníais más que claro.

Para preparar el bizcocho prepararon los siguientes ingredientes:

3 huevos
225 gr. de harina (medida: 3 vasos de yogurt)
150 gr. de azúcar (medida: 2 vasos de yogurt)
Aceite (medida: 1 vaso de yogurt)
1 Yogurt natural
1 sobre de levadura (de la marca “Royal” o parecida)

No os preocupéis, esta receta es sin lugar a dudas, la más sencilla de todas las que os he explicado hasta hoy. Sólo necesitáis un bol bien grande donde mezclar todos los ingredientes con la ayuda de una batidora de varillas.

Una vez hecho esto y dejada la masa totalmente uniforme y sin grumos, mis dueños pusieron a calentar el horno a 180 grados y pasaron la masa a un molde apto para ir al horno.

Cuando estuvo caliente, metieron en él la masa, y lo dejaron allí durante media hora.

¡Cuidado! La puerta del horno se debe permanecer cerrada durante todo el tiempo, en caso contrario, el bizcocho no subirá y se parecerá más a los pechos de Vicky Beckham que un bizcocho (eso sí, de sabor estará de primera, pero de cuerpo más bien poco). Una vez pasado ese tiempo, como no hay riesgo de echar a perder el bizcocho, ya se puede comprobar (pinchando con un palillo) si está hecho o no.

Si hacéis todo esto que os he contado, vuestro bizcocho tendrá una pinta como la siguiente:

 
Bizcocho tradicional
Un espectacular bizcocho


¡Buen provecho!

 

5 de febrero de 2011

Crema pastelera

¡Dios! ¡Cómo me gustan los dulces! Y los caseros, más. Por suerte, últimamente mis dueños han avanzado una barbaridad en este campo. A veces pienso que se merecen un aplauso, o hasta un par de lametones. Bueno, en mi caso, creo que escogeré los lametones, ¡meh, meh, meh!

Hace unos días, mientras preparaban su particular roscón de reyes, intentaron hacer otro dulce: la crema pastelera. Fue el primer día que lo hicieron, pero la verdad, no lo parecía para nada. ¡Ains! Espero disfrutarlo a menudo...

Para preparar la crema pastelera, ellos utilizaron los siguientes ingredientes:

½ litro de leche
150 gr. de azúcar
4 yemas de huevo
2 cucharadas de maicena
2 pieles de limón
1 ramita de canela
1 ramita de vainilla (lo pusieron porqué tenían en casa, pero es opcional)


Para empezar, debéis poner a calentar la leche en un cazo. Mientras, en un bol pondréis el azúcar y las yemas de los huevos para mezclarlos bien. Cuando el cazo empiece a calentar, le debéis añadir las pieles de los limones, la rama de canela y la vainilla.

Cuando la leche llegue a su punto de ebullición, debéis quitar las pieles del limón y las ramitas (tanto la de vainilla como la de canela). Finalmente, se debe mantener la leche a fuego lento un par de minutos más. Pasado este tiempo, se debe separar un cucharón de leche y añadirlo al bol de las yemas, y mezclarlo bien hasta conseguir una masa densa y uniforme.

Una vez conseguida la masa, debéis ponerla al fuego con el resto de la leche, y volver a mezclar hasta conseguir una masa uniforme y sin grumos.

Después, ellos quitaron la cazuela del fuego y pusieron la masa en un bol para que se enfriara. Una vez a temperatura ambiente, lo cubrieron con papel film (este tocaba la masa para evitar la formación de costra) y lo pusieron en la nevera.

Un tiempo después, mirad que pinta tenía:


Quizá en la siguiente foto brilla un poco más...




A ver cuando vuelven a hacer otra vez...

15 de enero de 2011

Sorbete de limón al cava

Supongo que a estas altura ya no haría falta matizar que mis dueños son muy, muy raros, pero vamos, que se empeñan en demostrármelo cada día, ¡meh meh meh!

Como sabéis, los postres no están entre sus especialidades aunque de vez en cuando, intentan hacer alguno nuevo y consiguen algo ciertamente sorprendente, como en esta ocasión.

Por cierto, ya os avanzo que a mí, el olor a cava me desagrada profundamente, aunque bueno en su momento obvié este pequeño detalle y puse toda mi atención en los pasos de esta receta, así que, una vez vista la positiva reacción de sus invitados al probarla, he decidido contárosla. Se trata de un refrescante sorbete de limón, al cava.

Los ingredientes que prepararon fueron los siguientes:

1 botella de un buen cava brut
5 limones
200 gr. de azúcar
150 ml. de agua

Ya veis pocos ingredientes, así que, os espera un trabajo de lo más sencillo. ¿Que no lo creéis? ¡Pues vamos bien! Bueno, pues a leer las siguientes líneas se ha dicho (si queréis, claro, ¡meh meh meh!)

Lo primero que hicieron fue exprimir los limones, reservando la piel de dos de ellos para utilizarlos más adelante. Por cierto, si el zumo no os queda limpio y claro, deberíais colarlo, pues resulta desagradable encontrarse pepitas o hilillos en un sorbete... Seguidamente debéis poner el zumo en un cuenco grande y lo reserváis.

En un segundo paso, se debe preparar un almíbar sencillo. Para hacerlo, pondréis el agua al fuego y le añadiréis el azúcar llevándolo todo al punto de ebullición sin dejar de remover. En el momento que arranque a hervir, meteréis en el cazo las dos pieles de limón, y lo dejaréis un par de minutos más en el fuego sin dejar de remover. Pasado este tiempo, lo debéis retirar del fuego para enfriarlo.

Cuando el almíbar esté frío, llegará la hora de la mezcla. En el cuenco donde tengáis el zumo, añadiréis el almíbar y el cava, y le daréis un par de vueltas con el batidor de varillas, y como no, lo meteréis en el congelador.

¿Qué os ha parecido? Fácil, ¿no? Bueno, antes de acabar ya solo os falta una pequeña cosa: paciencia, pues para conseguir un buen sorbete, necesitaréis unas 3 horas de congelador. ¡Ah! Un último consejo, más o menos cada hora, debéis darle un meneo con el batidor de varillas para evitar que se forme una costra de hielo.

¿A que tiene una pinta de primera?



Pues el sabor está mejor. Eso sí, debéis ir con cuidado pues lleva una buena cantidad de cava, y no sería cuestión de acabar la comida con una buena cogorcia, ¡meh meh meh!