Visitar
un país de Oriente Medio es descubrir tanto una forma distinta de vivir como
una gastronomía rica en contrastes, sabores y con unos toques claramente
mediterráneos, donde sin lugar a dudas los cereales como el trigo, la cebada y
el centeno son parte fundamental, sin olvidar los lácteos, las legumbres y las
mezclas de especias.
Si no habéis estado nunca por la zona, os lo recomendamos para cuando las autoridades y el maldito COVID nos permitan volver a viajar. Pero bien, como no sabemos cuándo será esto, hoy en este pequeño rincón os acercaremos la adaptación de una receta que tiene origen en la zona, el falafel.
Para realizar una docena de bolas de falafel, necesitaremos los siguientes ingredientes:
180 g de garbanzos crudos
70 g harina de garbanzo
3 g de levadura
½ cebolleta
½ diente de ajo
Cilantro fresco
Perejil fresco
Comino molido
Sal
Pimienta negra molida
Lo
primero que tenemos que hacer para preparar el falafel, es, un día antes de que
queramos cocinarlo, poner en remojo los garbanzos, ya que tienen que
hidratarse, como mínimo durante 24 horas.
Cuando
queramos preparar el falafel, escurriremos bien los garbanzos y los secaremos
hasta evitar que les quede agua. Los pondremos en el vaso de batidora (o si lo
preferís de vuestro robot de cocina) junto con el ajo, la cebolleta, el cilantro
bien lavado, el perejil, el comino y lo picaremos todo bien hasta conseguir una
masa homogénea.
Una
vez tengamos la masa, añadiremos la mitad de la harina de garbanzo, la levadura
y salpimentaremos a nuestro gusto. Una vez hecho, volveremos a triturar un poco
y dejaremos reposar la masa en la nevera una media hora.
Pasado
este tiempo, iremos formando bolas (algo más pequeñas que las albóndigas), las
pasaremos por harina de garbanzo y las aplastaremos para dejarlas de un grosos
de, más o menos, un centímetro. Mientras vamos haciendo bolas, pondremos a
calentar una sartén con aceite suficiente (o la freidora, cada uno a su
elección).
Cuando
el aceite esté caliente, iremos friendo las bolas hasta que tomen un color
dorado uniforme, en ese momento, tendremos ya nuestros falafeles preparados,
por tanto, los sacaremos y pondremos sobre un papel absorbente.
Para
montar el plato, podemos hacerlo rellenando panes de pita (con un poco de
ensalada, un par de falafeles y una salsa de yogur) o, como hicimos nosotros,
con unas tortillas mejicanas, tal que así:
Falafel casero con rucula en tortitas |
Ideal para una cena con amigos original, divertida y sabrosa.
¡Buen provecho!
Que ricos, los mejores que he probado fueron en Egipto en pleno ramadán y a las 3 de la mañana, recién llegados al hotel desde el aeropuerto y muertos de hambre nos supieron a gloria, luego comprobamos que en realidad saben a gloria siempre jajaja, y es que están muy buenos, me guardo tu receta porque tienen una pinta estupenda.
ResponderEliminarBesos
Ostras, que situación!! Os tenían que saber genial, además en una situación tan especial. Esta receta, aunque muy buena, seguramente no os sabrá tan a Gloria como comidos en Egipto en pleno Ramadán, jajaja
EliminarMe encantan los falafel, tienen un sabor que no me canso de hacerlos y comerlos.Tu receta tiene algo diferente a la que suelo hacer yo, voy a probar un día ver la textura, me llama la atención cómo quedarán con la harina de garbanzos
ResponderEliminarQue todo como integrado, pero bueno, estoy seguro que tu receta es igualmente espectacular. Muchas gracias por pasarte y comentar!!
EliminarQué receta tan rica, eso de poder hacerlos en casa está genial...!! debo confesar que me encantan los viajes gastronómicos que nos propones!!
ResponderEliminarMuchas gracias por pasarte y comentar, la verdad es que viajar y descubrir gastronomía es una auténtico placer (para nosotros), y aunque sea salvando todas las distancias, hacerlo así es como viajar un poco.
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