¿Envidia? No creáis, aunque bueno, quizá un poco sí... pero es que este año, mis dueños se han marcado un par de excursiones que ya me hubiesen gustado a mí: en julio se fueron a Madrid, y el pasado mes de agosto se pillaron un avión y directos hacia Sevilla.
¡Menuda cara que tienen!, porque claro, uno se acaba preguntando: “¿Y a mí, porqué no me llevan nunca a ningún lugar?”... ains, con lo que me gustaría a mí descubrir mundo... Creo que si vuelven a hacérmelo otra vez, tendré que tomar represalias ¡meh meh meh!
Bueno, la verdad es que tampoco me puedo quejar mucho, pues están teniendo un año de lo más rarito, así que, supongo que pensaron que merecían una nueva escapada para desconectar, claro, buscaron una buena oferta, la encontraron y sin pensárselo demasiado, se echaron al río y a un servidor (su lindo gatito) lo dejaron en casa, sin viaje, sin pinchos y sin nadie a quien arañar.
Finalmente se fueron a Sevilla un viernes y volvieron a casa el domingo. Sólo estuvieron fuera dos días, pero por sus caras, creo que se lo pararon de primera.
Aunque bueno, en este rincón se habla de cocina, ¿no? Pues entonces no temáis, que no os contaré nada sobre monumentos, no, desde aquí daré una vuelta por las cuatro o cinco cocinas de Sevilla (es decir, por cuatro o cinco tabernas, restaurantes o bodegas) que esos dos han conocido, que son:
“Bodega Santa Cruz”
C/ Rodrigo Caro, 1
41004 Sevilla
Posiblemente la taberna con más personalidad que han pisado mis dueños, pintoresca, con camareros simpáticos, ambiente andaluz, antigua y... ¿que más se le puede pedir? ¡Ah, sí! Mis dueños comieron de vicio allí, cataron tapas de lomo al whisky, jamón serrano de bellota, “montadito de pringá”, berenjena con miel, carne guisada (y no creáis, baratos, pues la mayoría de ellos costaban hasta 2.5 euros. ¡Buenísimas!
Además de por el ambientillo que le daban los camareros al local, mis dueños quedaron boquiabiertos con la forma de presentar las notas... escribiendo el precio de las consumiciones con una tiza encima de la barra. De verdad, ¡imprescindible!
“Restaurante La Almiranta”
C/ Almirantazgo, 2
41001 Sevilla
Este moderno restaurante se encuentra ubicado en pleno centro de Sevilla, concretamente en una callejuela justo en frente de la catedral. A mis dueños, el restaurante les pilló totalmente por sorpresa pues, es tan cálido y acogedor como Sevilla pero mucho más moderno (y por tanto impersonal). Comieron de primera: croquetas caseras, carrillera de cerdo guisada, ensaladas, fritos, queso de cabra con una confitura un tanto especial... y un par o tres más de tapas que sinceramente, no recuerdo, eso sí, todas perfectamente preparadas y presentadas como pequeños platos de diseño. Si vais de turismo por Sevilla, sin lugar a dudas, en “La Almiranta” comeréis bien y sin descompensar el presupuesto.
“La moderna”
C/ Mateos Gago, 7
41004 Sevilla
Se encuentra ubicado justo en la vía de acceso al barrio de Santa Cruz, justo en la zona de restaurantes más orientada al turismo extranjero, aunque no lo es del todo, digamos que está a medio camino. Se puede comer bien aunque carece un poco de personalidad, pues ni está orientado enteramente al turista ni es un lugar para la gente de casa. Mis dueños comieron bien las dos veces que fueron (salmorejo, lomo, albóndigas, jamón, tortilla, lagrimas de pollo,...), aunque quizá, el principal problema del restaurante son los camareros del mismo, lentos y a veces algo arrogantes.
“Bar Santa Ana”
C/ Pureza, 82
41010 Sevilla
Otro de los descubrimientos de mis dueños, una auténtica taberna sevillana ubicada en pleno corazón del barrio de Triana. Es uno de esos bares que se pueden catalogar como ‘de toda la vida’, pero ¡buah! Menudas tapas que sirven. Por lo que les he escuchado a mis dueños, están de primera. Ellos probaron las lagrimitas de pollo y el jamón serrano (claro, cada uno con su cañita de cerveza fresca), y todo por unos escasos 6 euros. En serio, si tenéis intención de ir a Triana este pequeño bar es totalmente recomendable.
“Bodega Belmonte”
C/ Mateos Gago, 24
41004 Sevilla
Por lo visto, este es sin lugar a dudas el peor de los lugares donde estuvieron. Está totalmente orientado a los turistas, incluso tienen traducida al inglés la carta. Los camareros son lentos, poco agradables y para colmo, el tapeo que comieron estaba peor que justo (un gazpacho de bote, y un rabo de toro... dejémoslo en poco afortunado). Mis dueños solo destacan una pequeña excentricidad de este restaurante, los baños, los cuales están decorados con.... ejem... fotos gigantes de toreros. Según mis dueños, totalmente prescindible.
Bueno, como dice la célebre frase “No están todos los que son, ni son todos los que están”, pero mis fieles seguidores (que alguno habrá) que quieran ir a Sevilla de tapeo, como mínimo tendrán unos cuantos lugares donde comer bien y barato. Por mi parte, si algún día me dejan... por allí me veréis... ¡meh meh meh!
¡Menuda cara que tienen!, porque claro, uno se acaba preguntando: “¿Y a mí, porqué no me llevan nunca a ningún lugar?”... ains, con lo que me gustaría a mí descubrir mundo... Creo que si vuelven a hacérmelo otra vez, tendré que tomar represalias ¡meh meh meh!
Bueno, la verdad es que tampoco me puedo quejar mucho, pues están teniendo un año de lo más rarito, así que, supongo que pensaron que merecían una nueva escapada para desconectar, claro, buscaron una buena oferta, la encontraron y sin pensárselo demasiado, se echaron al río y a un servidor (su lindo gatito) lo dejaron en casa, sin viaje, sin pinchos y sin nadie a quien arañar.
Finalmente se fueron a Sevilla un viernes y volvieron a casa el domingo. Sólo estuvieron fuera dos días, pero por sus caras, creo que se lo pararon de primera.
Aunque bueno, en este rincón se habla de cocina, ¿no? Pues entonces no temáis, que no os contaré nada sobre monumentos, no, desde aquí daré una vuelta por las cuatro o cinco cocinas de Sevilla (es decir, por cuatro o cinco tabernas, restaurantes o bodegas) que esos dos han conocido, que son:
“Bodega Santa Cruz”
C/ Rodrigo Caro, 1
41004 Sevilla
Posiblemente la taberna con más personalidad que han pisado mis dueños, pintoresca, con camareros simpáticos, ambiente andaluz, antigua y... ¿que más se le puede pedir? ¡Ah, sí! Mis dueños comieron de vicio allí, cataron tapas de lomo al whisky, jamón serrano de bellota, “montadito de pringá”, berenjena con miel, carne guisada (y no creáis, baratos, pues la mayoría de ellos costaban hasta 2.5 euros. ¡Buenísimas!
Además de por el ambientillo que le daban los camareros al local, mis dueños quedaron boquiabiertos con la forma de presentar las notas... escribiendo el precio de las consumiciones con una tiza encima de la barra. De verdad, ¡imprescindible!
“Restaurante La Almiranta”
C/ Almirantazgo, 2
41001 Sevilla
Este moderno restaurante se encuentra ubicado en pleno centro de Sevilla, concretamente en una callejuela justo en frente de la catedral. A mis dueños, el restaurante les pilló totalmente por sorpresa pues, es tan cálido y acogedor como Sevilla pero mucho más moderno (y por tanto impersonal). Comieron de primera: croquetas caseras, carrillera de cerdo guisada, ensaladas, fritos, queso de cabra con una confitura un tanto especial... y un par o tres más de tapas que sinceramente, no recuerdo, eso sí, todas perfectamente preparadas y presentadas como pequeños platos de diseño. Si vais de turismo por Sevilla, sin lugar a dudas, en “La Almiranta” comeréis bien y sin descompensar el presupuesto.
“La moderna”
C/ Mateos Gago, 7
41004 Sevilla
Se encuentra ubicado justo en la vía de acceso al barrio de Santa Cruz, justo en la zona de restaurantes más orientada al turismo extranjero, aunque no lo es del todo, digamos que está a medio camino. Se puede comer bien aunque carece un poco de personalidad, pues ni está orientado enteramente al turista ni es un lugar para la gente de casa. Mis dueños comieron bien las dos veces que fueron (salmorejo, lomo, albóndigas, jamón, tortilla, lagrimas de pollo,...), aunque quizá, el principal problema del restaurante son los camareros del mismo, lentos y a veces algo arrogantes.
“Bar Santa Ana”
C/ Pureza, 82
41010 Sevilla
Otro de los descubrimientos de mis dueños, una auténtica taberna sevillana ubicada en pleno corazón del barrio de Triana. Es uno de esos bares que se pueden catalogar como ‘de toda la vida’, pero ¡buah! Menudas tapas que sirven. Por lo que les he escuchado a mis dueños, están de primera. Ellos probaron las lagrimitas de pollo y el jamón serrano (claro, cada uno con su cañita de cerveza fresca), y todo por unos escasos 6 euros. En serio, si tenéis intención de ir a Triana este pequeño bar es totalmente recomendable.
“Bodega Belmonte”
C/ Mateos Gago, 24
41004 Sevilla
Por lo visto, este es sin lugar a dudas el peor de los lugares donde estuvieron. Está totalmente orientado a los turistas, incluso tienen traducida al inglés la carta. Los camareros son lentos, poco agradables y para colmo, el tapeo que comieron estaba peor que justo (un gazpacho de bote, y un rabo de toro... dejémoslo en poco afortunado). Mis dueños solo destacan una pequeña excentricidad de este restaurante, los baños, los cuales están decorados con.... ejem... fotos gigantes de toreros. Según mis dueños, totalmente prescindible.
Bueno, como dice la célebre frase “No están todos los que son, ni son todos los que están”, pero mis fieles seguidores (que alguno habrá) que quieran ir a Sevilla de tapeo, como mínimo tendrán unos cuantos lugares donde comer bien y barato. Por mi parte, si algún día me dejan... por allí me veréis... ¡meh meh meh!